Dunas y atardeceres para un precioso viaje interior. La historia de Silvia.
Cómo el Desierto te transforma Mònica Lapeyra Pertussini
Os quería contar la experiencia de Silvia, una caravanera que se llevó regalos muy valiosos de su experiencia en el Desierto.
Silvia llegó a la Caravana al Desierto del 2015 con 34 años. Era una mujer tímida, discreta y con un alma muy bella que escondía detrás de su leve sonrisa y su mirada entre acogedora y asustadiza. Trabajaba en la banca y ciertamente transmitía un aire de persona responsable, trabajadora y fiable. Quizás no tan feliz.
Silvia tenía una curiosidad alegre y un tanto ingenua por las cosas de la Vida y en especial por la Naturaleza. En esa época de dificultades profesionales, de ERE’s en el sector bancario y amenazas a su trabajo, decidió tomarse un respiro y apuntarse a la Caravana del Desierto.
En los espacios que compartíamos en grupo –tardes de té, charlas nocturnas, diálogos en la marcha por las dunas- Silvia ocupaba un espacio discreto, a la vez que su presencia dulce y acogedora no pasaba desapercibida.
A Silvia, como a casi todos, el Desierto la fue transformando.
Su rostro, como reconozco que también le pasa al mío durante la semana de Caravana, se fue destensando, relajando, limpiando de tensiones extrañas. Sus ojos asombrados ante la belleza de los paisajes y la chispa de luz en sus pupilas marrones, las mejillas sonrojadas y el corazón excitado y contento daban paso a la Silvia auténtica.
Día a día esa mujer se iba destapando, nos iba dejando descubrir sus opiniones, su amorosa y sólida perspectiva de la Vida, sus dones y elegancia en su manera de comunicarse, su amor por los mayores (abuelos, ancianos…), su parte divertida y artística (descubrimos que es profe de Bollywood, ¡y vaya si lo disfrutamos!).
Ella se iba dejando ver. El Desierto confiere una especie de despojarse de las ataduras, de las máscaras, de los personajes que actuamos en la Vida…
No olvidaré nunca cómo fue la intervención de Silvia en la ronda final de palabras, cuando ya nos despedíamos del Desierto y poníamos en común nuestros agradecimientos y percepciones. Realmente, parecía otra… Pausada, serena, segura de sí misma. Acariciando y pasando la arena de una mano a otra mientras hablaba. Deseando un cambio en su Vida para poder vivir más en plenitud. Muchos y bellos deseos que el Desierto descubrió en su corazón.
Han pasado 6 años y la Vida de Silvia ha cambiado. Ya no trabaja en la banca y dedica su tiempo a trabajar con Gent Gran desde la Inteligencia emocional y lo lúdico, en una mezcla que sólo ella es capaz de dar forma. Muchas personas mayores están agradecidas a tenerla en su Vida y ella está más feliz y plena.
Y en el 2022, viene conmigo al Desierto por 3ª vez…
Si necesitas un espacio para dejar aflorar lo que realmente eres y deseas, quizás el Desierto sea ese espacio.