(CUENTO) La Tristeza y la Furia

Los opuestos, en el límite, se confunden
Mònica Lapeyra Pertussini

(CUENTO) La Tristeza y la Furia

Los opuestos en el límite, se confunden. Es la teoría del Yin y el Yang, la Ley de Intertransformación. El frío cuando es muy frío, produce quemadas en la piel. Cuando estás en una tensión extrema, explotas y te quedas sin fuerza. Cuando la noche está en su plenitud, empieza a generarse el día.

Encontrarás otros ejemplos si observas la Vida...

El cuento de la Tristeza y la Furia habla de algo así. De cómo esas dos emociones que cuantitativamente nos parecen tan distintas porque están cargadas de energías muy diferentes, cualitativamente, cuando una se deshincha o la otra se hincha, se confunden y se convierten la una en la otra. Incluso podríamos decir que se dan las dos a la vez, aunque se manifiestan de maneras distintas.

De hecho, en las fases de un duelo, ambas son imprescindibles para elaborarlo con plenitud

  • la tristeza cumple la función de ayudarte a despedirte, a recuperarte, a descansar y facilitar el aprendizaje compartido con quien se ha ido.
  • la ira te ayuda a separarte, a poner límites, a cambiar (o a pretender) cambiar lo que no te gusta.

Ahí va el cuento, léelo con atención y obsérvate en alguna situación de Tristeza o de Ira, para reconocer a la otra, camuflada esperando manifestarse cuando llegue su momento.

Cuenta que iban la Tristeza y la Ira caminando, dando un paseo por el bosque. 

En estas, llegaron a un hermoso lago, y decidieron bañarse. 

La ira, como siempre tiene prisa, se desvistió atolondradamente, tirando su ropa desordenada sobre una losa cercana a la orilla y se zambulló en el agua.

La Tristeza, a su ritmo tranquilo, introspectivo, lento, se quitó la ropa, la dobló cuidadosamente, y la colocó al lado del montón de ropa de la Ira. Y entró lentamente en el agua: ahora un pie... ahora otro... ahora un pasito más...

Cuando la Tristeza apenas había llegado a adentrarse en el lago hasta los muslos, la Ira salió del agua con celeridad y algo de obcecamiento -así funciona ella...-, y como la Ira es ciega, sin más, cogió la ropa de la Tristeza, se vistió y se fue.

La Tristeza finalizó bastante más tarde su baño. Al salir, vio que su ropa no estaba... pero como la Tristeza no da importancia a menudencias como esta, se vistió con la ropa de la Ira, lentamente., y se fue en su búsqueda.

Y cuentan que, desde entonces, la Ira anda disfrazada de Tristeza, y la Tristeza, vestida de Ira. 

Aunque es una versión libre del cuento de Jorge Bucay, me gustaría que quedaran claras algunas ideas:

  • recordar que las emociones son inteligentes y adaptativas
  • la Tristeza y la Ira son dos caras de la misma moneda
  • se diferencian, entre otras, porque la Ira dispara su energía (mucha y explosiva) hacia afuera, mientras que la Tristeza se recoge hacia adentro, preservando la escasa energía que le caracteriza
  • que las emociones se transitan, y que es muy importante que puedas ir diferenciando los pequeños cambios que se dan en ti en esas situaciones de alto contenido emocional, para poder salir de la fijación en una emoción y permitir el tránsito hacia otra que pueda aparecer

Cuanto más sepas de cómo funcionan las emociones y, sobre todo, cuanto más sepas de cómo funcionan TUS emociones (observándote, respirando, sosteniendo, aprendiendo a gestionarlas...) más fácil te será distinguir cuándo lo que te pasa es "emoción" o es "drama, exageración, huída" u otra respuesta.